Partido
Comunista: ¿Una hoja impecable?
Por
Juan C. Moraga D
Guillermo
Teillier, presidente comunista ha dicho: “Nosotros, como PC, en nuestros cien
años tenemos una hoja impecable”.
Lo
primero es corregir una fecha histórica. El PC no tiene 100 años, sino noventa,
pues a consecuencia de la revolución Rusa de 1917 y después de un viaje de Luis
Emilio Recabarren a la naciente Unión Soviética, adhiere a la III internacional
comunista y a su regreso, junto con publicar el ensayo “La Rusia obrera y
campesina”, participa en la fundación del PC de Chile lo que ocurre en Rancagua
el 2 de Enero de 1922.
Recabarren
Al
cumplir 50 años y siendo parte del gobierno de la UP, en 1972 hizo una gran
celebración en el estadio nacional de Santiago, de lo cual la prensa de la
época informó profusamente.
Recabarren,
al no compartir la injerencia de los agentes de Stalin en el PC, se aleja del
partido y 3 años más tarde se suicida.
El
PC acusó a Recabarren de traidor y homosexual, las mismas acusaciones que
lanza, 30 años después y para apoderarse de la CUT, al fundador del organismo,
Clotario Blest.
Blest
El
que se funda en febrero de 1912, en Punta Arenas, es el Partido Obrero
Socialista (POS) cuyo primer presidente, Ramón Sepúlveda Leal fue siempre
descalificado como troskista por los comunistas.
A
raíz de la caída del muro y el fracaso de los socialismos reales, el PC chileno
“cambia” su fundación a 10 años antes y asume una fecha de nacimiento que no
solamente no corresponde, sino que oculta que quienes fundan el POS, hace cien
años y hasta el día de su muerte, como es el caso de Ramón Sepúlveda - padre
del ex senador Adonis Sepúlveda, nunca estuvieron afiliados al PC, sino
contrarios a éste - por diferencias ideológicas y su dependencia de la URSS.
Sobre la hoja “impecable”, basta revisar la prensa para comprobar como el PC
avaló atropellos a derechos humanos e invasiones militares en nombre del
socialismo, a lo cual don Luis Corbalán para clarificar esta “lealtad”, al
definir a sus militantes, los llamaba “sovietinchas”. Estos sovietinchas
aplaudieron la intervención soviética a Hungría en 1953, el aplastamiento con
tanques, el 20 de agosto de 1968, de la primavera de Praga, donde los “agentes
del CIA y el imperialismo” eran, según el PC de Chile, los propios dirigentes
del PC checo.
Los
catorce millones de disidentes enviados a “campos de trabajos forzados y
rehabilitación”, acusados de traición a la patria y al socialismo por pedir
democracia y libertad de culto, es dramáticamente reconocido como “crímenes
atroces” en el XX Congreso del PC soviético en 1957, entregando una luz sobre los
comunistas y una alerta en la izquierda democrática a nivel mundial.
A
pesar de ello, el PC chileno, más papista que el Papa, se demoró 2 años en
reconocer esta verdad. Pero como eran “sovietinchas”, en 1980 aplauden la
invasión soviética en Afganistán, que, al igual como los norteamericanos en
Viet Nam, dejan miles de muertos inocentes.
Estas
invasiones, el PC de Chile las aplaude en declaración oficial, pues se trata,
como en Checoslovaquia, “de proteger al socialismo’’.
En
los países que gobernó el PC, con el aplauso público de sus camaradas chilenos,
existía y existe un solo partido político, no se permite prensa ni medios
opositores, un sindicalismo independiente, la religión, como define Lenín, era
el opio del pueblo y sus dirigentes una casta oligárquica (Nomenklatura) y
burocrática que se aleja y reprime al pueblo para terminar derrumbándose como
una consecuencia lógica que generan sus abusos y descomposición.
Si
quienes, por oportunismo político y para lavar imagen reniegan de sus
verdaderos padres y fecha de nacimiento; rinden culto a gobernantes que
encarcelan a países enteros tras muros ignominiosos.
Califican
la religión, la disidencia, opción sexual y el espíritu libertario como un
crimen; traicionan a sus propios compañeros después de empujarlos a la lucha
armada. Aplauden invasiones que aplastan a los que piden libertad, causando
miles de muertos; se ha celebrado en su diario el pacto entre Hitler y Stalin,
además de condenar como un intento golpista de la CIA el asalto al cuartel
Moncada en 1953 que encabeza Fidel Castro.
En
Chile, después del bombardeo a La Moneda en 1973, en lugar de combatir, esperan
en un sótano a ver si los militares cierran o no el parlamento para
“reacomodar” sus piezas. No tienen autoridad para criticar a nadie y mucho
menos, después de ser cómplice y tapadera de crímenes atroces. Decir que “el PC
tiene una hoja impecable”, pues, para su desgracia, la historia y el registro
de prensa desnuda y desmiente cada uno de sus dichos y actividades.
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