Algo nos pasa a los Chilenos y es evidente que con el paso del tiempo nos hemos puesto absolutamente indulgentes con las autoridades, y muy especialmente con la actual mandataria.
La chapucería y la cursilería le han nublado el juicio a 8 de cada 10 Chilenos, que son los que en estos momentos juzgan su gestión casi con ribetes de genialidad. No me voy a extender en muchos argumentos y sólo voy a mencionar uno de los muchos motivos por el cual juzgo mal a este gobierno y se trata de la educación.
En un próximo post me referiré más en detalle a un hito dentro de su administración y que se relaciona con otra de sus comadres, la ex ministra de educación Yasna Provoste.
Sólo voy a señalar que ha sido en este gobierno donde se han producido la mayor cantidad de paros, protestas y movimientos estudiantiles, generando un déficit casi irreparable en una generación completa de estudiantes, y que son los actuales alumnos del 4to. Año de educación media, quienes a final deberán rendir la PSU para ingresar a la educación superior.
Hoy la herramienta empleada por los alumnos es la “ocupación cultural”, otra de las patrañas progresistas izquierdizantes, que personajes oscuros le han adoctrinado a jóvenes que aún no tienen la madurez para darse cuenta que están siendo utilizados como viles peones de este tablero llamado Concertación marxista.
Según un mozalbete del Instituto nacional, “La diferencia de la ocupación cultural con las otras, es que el acceso está permitido a los profesores y alumnos, y se pueden hacer clases, pero desconectándose un poco de las formalidades de la educación municipalizada, que es un tema que nos complica”. Vaya a saber uno a que se refieren con eso de las formalidades.
En resumen, un aspecto vital para una sociedad como es la educación, es otro de los aspectos que Bachelet no tiene como prioridad y lo que quedará después de estos 4 nefastos años, es una generación de jóvenes mas ignorantes, ideologizados y utilizados por adultos más interesados en sus fines particulares que en las grandes necesidades de la enseñanza pública de nuestro país.
La chapucería y la cursilería le han nublado el juicio a 8 de cada 10 Chilenos, que son los que en estos momentos juzgan su gestión casi con ribetes de genialidad. No me voy a extender en muchos argumentos y sólo voy a mencionar uno de los muchos motivos por el cual juzgo mal a este gobierno y se trata de la educación.
En un próximo post me referiré más en detalle a un hito dentro de su administración y que se relaciona con otra de sus comadres, la ex ministra de educación Yasna Provoste.
Sólo voy a señalar que ha sido en este gobierno donde se han producido la mayor cantidad de paros, protestas y movimientos estudiantiles, generando un déficit casi irreparable en una generación completa de estudiantes, y que son los actuales alumnos del 4to. Año de educación media, quienes a final deberán rendir la PSU para ingresar a la educación superior.
Hoy la herramienta empleada por los alumnos es la “ocupación cultural”, otra de las patrañas progresistas izquierdizantes, que personajes oscuros le han adoctrinado a jóvenes que aún no tienen la madurez para darse cuenta que están siendo utilizados como viles peones de este tablero llamado Concertación marxista.
Según un mozalbete del Instituto nacional, “La diferencia de la ocupación cultural con las otras, es que el acceso está permitido a los profesores y alumnos, y se pueden hacer clases, pero desconectándose un poco de las formalidades de la educación municipalizada, que es un tema que nos complica”. Vaya a saber uno a que se refieren con eso de las formalidades.
En resumen, un aspecto vital para una sociedad como es la educación, es otro de los aspectos que Bachelet no tiene como prioridad y lo que quedará después de estos 4 nefastos años, es una generación de jóvenes mas ignorantes, ideologizados y utilizados por adultos más interesados en sus fines particulares que en las grandes necesidades de la enseñanza pública de nuestro país.
Esa es la presidenta del 75,9 % de popularidad.
1 comentario:
Desafortunadamente es el reflejo de la pérdida del amor propio de un pueblo.
Esto constituye la puerta de entrada a los caudillismos que están surgiendo en el continente
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