Es por todos sabido que farmacias Ahumada ha reconocido su participación en la colusión de las 3 importantes cadenas del rubro, lo que le permitió llegar a un acuerdo con la FiscalÃa Nacional Económica (FNE). Este “acuerdo” obliga a FRAMACIAS AHUMADA a compensar al estado con 1.350 UTA, es decir un poco más de US$ 1.000.000, cifra muy lejana de los millones de dólares que ganó gracias a la mencionada colusión.
El punto al que querÃa hacer mención, tiene relación con la liberación de responsabilidades de los altos ejecutivos de esa cadena de farmacias (estipulado en el acuerdo concilatorio), delegando su participación en las decisiones que llevaron a la colusión en los mandos medios de dicha firma. Al leer este punto no pude evitar acordarme de uno de los preceptos más importantes de la administración, materia que se enseña en múltiples carreras profesionales o técnicas.
Se dice que delegar no es dar o entregar y olvidarse de la función derivada o cedida. La delegación no libera a la persona que delega de su responsabilidad sobre la correcta ejecución de la tarea o función. La responsabilidad no se delega. Es decir que aunque un jefe delegue en un colaborador una tarea y/o función, sigue siendo responsable ante sus superiores del cumplimiento de la misma y conforme al nivel de eficiencia establecido. Finalmente, la administración general siempre menciona que lo que efectivamente se delega es la autoridad, aspecto que busca entregar dicha facultad a los distintos mandos jerárquicos de todo tipo de organización, para aspectos de dirección y ejecución de las tareas y misiones.
Dicho todo esto se puede concluir que para la mayorÃa de los mortales, siempre los “jefes” deberán responder por lo que la organización hizo o dejó de hacer, hecho absolutamente reñido con la interpretación que FARMACIAS AHUMADA quiere hacer sobre el bullado escándalo de colusión.
Como se puede observar, una vez más los mandos superiores buscan librar de las consecuencias de hechos delictuosos y la solución es reconocer parcialmente lo sucedido y tratar por todos los medios de hacer recaer la culpa en mandos medios, situación que hemos visto replicada en múltiples oportunidades en los escándalos de corrupción de los gobiernos de la concertación.
Como se puede ver, el cáncer de la corrupción y la cobardÃa esta presente en el ámbito público y privado y el aspecto que los une, es que siempre los grandes ejecutivos o autoridades superiores buscar zafarse de las consecuencias de situaciones que seguramente estuvieron en todo momento en conocimiento.
Para quienes quieran conocer el acuerdo, les adjunto un link que permite bajarlo desde un servidor de descargas.
El punto al que querÃa hacer mención, tiene relación con la liberación de responsabilidades de los altos ejecutivos de esa cadena de farmacias (estipulado en el acuerdo concilatorio), delegando su participación en las decisiones que llevaron a la colusión en los mandos medios de dicha firma. Al leer este punto no pude evitar acordarme de uno de los preceptos más importantes de la administración, materia que se enseña en múltiples carreras profesionales o técnicas.
Se dice que delegar no es dar o entregar y olvidarse de la función derivada o cedida. La delegación no libera a la persona que delega de su responsabilidad sobre la correcta ejecución de la tarea o función. La responsabilidad no se delega. Es decir que aunque un jefe delegue en un colaborador una tarea y/o función, sigue siendo responsable ante sus superiores del cumplimiento de la misma y conforme al nivel de eficiencia establecido. Finalmente, la administración general siempre menciona que lo que efectivamente se delega es la autoridad, aspecto que busca entregar dicha facultad a los distintos mandos jerárquicos de todo tipo de organización, para aspectos de dirección y ejecución de las tareas y misiones.
Dicho todo esto se puede concluir que para la mayorÃa de los mortales, siempre los “jefes” deberán responder por lo que la organización hizo o dejó de hacer, hecho absolutamente reñido con la interpretación que FARMACIAS AHUMADA quiere hacer sobre el bullado escándalo de colusión.
Como se puede observar, una vez más los mandos superiores buscan librar de las consecuencias de hechos delictuosos y la solución es reconocer parcialmente lo sucedido y tratar por todos los medios de hacer recaer la culpa en mandos medios, situación que hemos visto replicada en múltiples oportunidades en los escándalos de corrupción de los gobiernos de la concertación.
Como se puede ver, el cáncer de la corrupción y la cobardÃa esta presente en el ámbito público y privado y el aspecto que los une, es que siempre los grandes ejecutivos o autoridades superiores buscar zafarse de las consecuencias de situaciones que seguramente estuvieron en todo momento en conocimiento.
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